Riesgo de un mercado negro

“¿Me da una caja de Flagenase?”, preguntó ayer Mariana Ríos en la Farmacia Comercio de la calle 65 con 56 del Centro.



“No, disculpe, a partir de hoy sólo se lo podemos vender con receta, es una orden de la Secretaría de Salud”, le indicó un empleado, ante la extrañeza y contrariedad de la mujer.



“¿Sabía usted que hoy entró en vigor la venta de antibióticos con receta obligatoria?”, le preguntó nuestro reportero, quien la abordó cuando salía de la farmacia.



“Sí, pero no sabía que el Flagenase es un antibiótico”, respondió Mariana, a quien acompañaban su esposo y su hija.



El Flagenase es el metronidazol, un potente antimicrobiano que se utiliza para tratar la amibiasis. La gente que ha oído de las restricciones de los antibióticos tiene en mente a medicamentos como la ampicilina (Binotal), el sulfametoxasol y trimetropin (Bactrin), la eritromicina (Ilosone) y la amoxicicilina (Penamox), entre otros, que son los más comunes, pero no sabe de otros que figuran en la nueva lista de fármacos controlados.



El episodio de Mariana Ríos refleja la falta de información al público sobre la medida que arrancó ayer, una de las quejas que afloraron en un sondeo.



En medio de las dudas, confusiones y críticas, Eduardo Cosgaya Cárdenas, gerente de la farmacia Comercio, advierte que la venta restringida de antiobióticos conlleva el riesgo de generar un mercado negro de expedición de recetas y venta de esos medicamentos.— FÉLIX UCÁN S.